"También os recuerdo hermanos el evangelio que os prediqué, el cual también recibisteis, en el cual también estáis firmes. Por el cual también, si os aferráis a la palabra que os prediqué, sois salvos, si no creísteis en vano. Porque primeramente os entregué lo que también recibí: Que el Mesías murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado y que fue resucitado al tercer día, conforme a las Escrituras; y que fue visto por Cefas, y después por los doce. Después fue visto por más de quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales aún viven, y algunos ya duermen. Después fue visto por Jacobo; después, por todos los apóstoles. Y al último de todos, como a un abortivo, apareció también a mí, que soy el más insignificante de los apóstoles, y no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios." (1 Corintios 15:1-9)*
Ya en el primer siglo, y hasta hoy, se ha puesto en duda la resurrección de Jesús. Es en este punto donde la fe está firme o cae definitivamente; es en este punto donde hay fe verdadera o no hay nada. Si usted cree en el Jesús histórico debe creer en que resucitó de entre los muertos, de lo contrario lo está negando. En la primer carta a los corintios también leemos:
"Entonces, si se predica que el Mesías fue resucitado de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco el Mesías fue resucitado; y si el Mesías no fue resucitado, vana es nuestra predicación, vana también vuestra fe;" (1 Corintios 15:12-14)*
"Al final de los sábados, al amanecer del día uno de la semana, llegó Miriam de Magdala, con la otra Miriam, para ver el sepulcro. Y hubo un gran terremoto, porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo, se acercó e hizo rodar la piedra, y se sentó encima de ella. Su aspecto era como un relámpago, y su vestidura blanca como la nieve. Y por temor a él, los que custodiaban temblaron y quedaron como muertos. Y el ángel tomó la palabra y dijo a las mujeres: Vosotras no temáis, porque sé que estáis buscando a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, porque resucitó como lo había dicho. Venid y ved el lugar donde yacía. Id sin demora a decir a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y va delante de vosotros a Galilea, allí lo veréis. ¡He aquí os lo he dicho! Y ellas, partiendo del sepulcro con temor y gran gozo, corrieron a dar la noticia a sus discípulos. Y he aquí Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas se acercaron y se postraron ante Él y abrazaron sus pies. Jesús les dice: No temáis. Id, anunciad a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán." (Mateo 28:1-10)*
*Cita de la Biblia Textual 3ª Edición con autorización de la Sociedad Bíblica Iberoamericana.